El color rojo, una flor, una sangre.

Pero de pronto, la naturaleza irrumpe de manera descomunal, y ya no es el hombre quien generó violencias, la misma tierra parecía matar a sus habitantes, muros caían sobre hombres, mujeres y niño, las olas del Pacífico arrastraron familias completas y construcciones quedaron reducidas a nada. Mas sangre derramada, y nuestra bandera hacía de su rojo un color tan intenso que llegaba a resplandecer en medio de las tortuosas noches de marzo.

Pintemos una Marina…

(foto sacada de Cultura Solidaria) Cuando todas los cosas fueron hechas trato de imaginar y visualizar los momentos precisos en que Dios se dispone a plasmar el modelo de la Creación, Dios Padre creando los material, el Espiritu Santo ordenándolos y a Jesucristo tomándolos con esas ansias de artista de ver en cada cosa los […]